martes, 13 de marzo de 2012

Realismo


El realismo literario es una corriente estética que supuso una ruptura con el romanticismo, tanto en los aspectos ideológicos como en los formales, en el tercio central del siglo XIX.

Caracteristicas del Realismo

Los rasgos fundamentales del Realismo son los siguientes:
  • Procura mostrar en las obras una reproducción fiel y exacta de la realidad
  • Se opone al romanticismo en su rechazo de lo sentimental y lo trascendental; aspira, en cambio, a reflejar la realidad individual y social en el marco del devenir histórico.
  • Hace un uso minucioso de la descripción, para mostrar perfiles exactos de los temas, personajes, situaciones e incluso lugares; lo cotidiano y no lo exótico es el tema central, exponiendo problemas políticos, humanos y sociales.
  • El lenguaje utilizado en las obras abarca diversos registros y niveles de lenguaje, ya que expresa el habla común y se adapta a los usos de los distintos personajes, que son complejos, evolucionan e interactúan influyendo en otros.
  • Las obras muestran una relación mediata entre las personas y su entorno económico y social, del cual son exponente; la historia muestra a los personajes como testimonio de una época, una clase social, un oficio, etc.
  • El autor analiza, reproduce y denuncia los males que aquejan a su sociedad.
  • Transmite ideas de la forma más verídica y objetiva posible.

Juan Antonio Perez Bonalde


FLOR

I
Flor se llamaba, flor era ella,
Flor de los valles en una palma,
Flor de los cielos en una estrella,
Flor de mi vida, flor de mi alma.

Era más suave que blanda arena,
Era más pura que albor de luna,
Y más amante que una paloma,
Y más querida que la fortuna.
Eran sus ojos luz de mi idea,
Su frente lecho de mis amores,
Sus besos eran dulzura hiblea,
Y sus abrazos collar de flores.
Era al dormirse tarde serena,
Al despertarse rayo del alba,
Cuando lloraba limbo de pena,
Cuando reía cielo que salva.
La de los héroes ansiada palma,
De los que sufren el bien no visto,
La gloria misma que sueña el alma
De los que esperan en Jesucristo;
Era a mis ojos condena odiosa
Si comparada con la alegría,
De ser el vaso de aquella rosa,
De ser el padre de la hija mía.
Cuando en la tarde tornaba al nido
De mis amores, cansado y triste,
Con el inquieto cerebro herido
Por esta duda de cuanto existe;
Su madre tierna me recibía
Con ella en brazos –yo la besaba…
Y entonces… todo lo comprendía
Y al Dios sentido todo lo fiaba!...
¿Qué el mal existe? --- ¡Delirio craso!
¿Qué hay hechos ruines? --- ¡Error profundo!
¿No estaba en ella mirando acaso
La ley suprema que rige al mundo?
¡Ah! cómo ciega la dicha al hombre,
Cómo se olvida que es rey el duelo,
Que hay desventuras sin fin ni nombre
Que hacen los puños alzar al cielo.
¡Señor! ¿Existes? ¿Es cierto que eres
Consuelo y premio de los que gimen,
Que en tu justicia tan sólo hieres
Al seno impuro y al torvo crimen?
Responde, entonces: ¿por qué la heriste?
¿Cuál fue la mancha de su inocencia,
Cuál fue la culpa de su alma triste?
¡Señor, respóndeme en la conciencia!
Alta la lleva siempre y abierta,
Que en ella nada negro se esconde;
La mano firme llevo a su puerta,
Inquiero… y nada, nada responde.
Sólo del alma sale un gemido
De angustia y rabia, y el pecho, en tanto
Por mano oculta de muerte herido
Se baña en sangre, se ahoga en llanto.
Y en torno sigue la impía calma
De este misterio que llaman vida,
Y en tierra yace la flor de mi alma,
Y al lado suyo mi fe vencida.

II
¡Allí está! Blanca, blanca
Como la nieve virgen que el potente
Viento del Norte de la cumbre arranca;
Como el lirio que troncha mano impía
Orillas del fuete
Que en reflejar su albura se engreía.
¡Allí está! … La suave
Primavera pasó; pasó el verano
Y la estación poética en que el ave
Y las hojas se van; retornó el caño,
Pálido invierno con su alegre arreo
De fiesta y de niños, y aún la veo
Y la veré por siempre… ¡Allí está!... fría
Entre rosas tendida, como ella
Blancas y puras y en botón cortadas
Al despertar el día.
¡Ay! En la hora aquella,
¿Dónde estaban las hadas
Protectoras del niño?,
Que no vinieron con la clara estrella
De su vara de armiño
A tocar en la frente a la hija mía,
A devolver la luz a aquellos ojos,
Y a arrancar de mí pecho los abrojos
De esta inmensa agonía,
De este dolor eterno, de esta angustia
Infinita, fatal, inmensurable,
De este mal implacable
Que deja el alma mustia
Para siempre jamás – que nada alcanza
A mitigar en este mundo incierto.
¡Nada! Ni la esperanza
Ni la fe del creyente
En la ribera nueva,
En el divino puerto
Donde la barca que las almas lleva
Habrá de anclar un día;
Ni el bálsamo clemente
De la grave, inmortal filosofía;
Ni tú misma divina Poesía
Que esta arpa de las lágrimas me entregas
Para entonar el salmo de mí duelo…
Tú misma, no, no llegas
A calmar mi dolor…
¡Ábrase el cielo!
¡Desgájese la gloria en rayos de oro
Sobre mi frente… y desdeñosa, altiva
De su mal sin consuelo
Al celestial tesoro
El alma mía cerrará su puerta:
Que ni aquí, ni allá arriba
En la región abierta
De la infinita bóveda estrellada,
Nada hay más grande, nada!
Más grande que el amor de mi hija viva,
Más grande que el dolor de mi hija muerta!

Pablo y Virginia

Resumen

En 1726 un joven de Normandía, el señor de La Tour llego a la isla de Mauricio con su esposa embaraza y la criada de esta. Las dejó en Puerto Luis y se embarcó para Madagascar con la esperanza de comprar algunos negros y volver con prontitud aquí para establecer una propiedad. Desembarcó en Madagascar en la época del mal tiempo que empieza a mitad de octubre; y poco después de llegar murió a causa de las fiebres. Su mujer, que se había quedado en la Isla de Francia, se encontró viuda, embarazada, y sin otro bien en el mundo que una  negra, en un país donde no tenía ni crédito ni recomendación. No queriendo solicitar nada de ningún hombre tras la muerte del que únicamente había amado, su desgracia le dio valor. Resolvió cultivar con su esclava un pequeño trozo de tierra, a fin de procurarse el sustento.

En ese lugar, desde hacía un año, vivía una joven llena de vida, buena y sensible, se llamaba Margarita. Había nacido en Bretaña en el seno de una modesta familia de campesinos, que la quería y que la hubiera hecho feliz, si no hubiera tenido la debilidad de dar crédito al amor de un hombre noble de su entorno que había prometido desposarla, pero, éste, una vez satisfecha su pasión, se alejó de ella, y rehusó asegurarle el mantenimiento del hijo que esperaba de él. Decidió entonces abandonar para siempre el pueblo en el que había nacido e ir a esconder su falta a las colonias, lejos de su país, donde había perdido la única dote de una muchacha pobre y honesta, la honra. Un viejo realizó la explotación comercial de dichas colonias. En nuestro texto, el término Indias siempre hará referencia a Indias Orientales. Un viejo negro, que había adquirido con algún dinero prestado, cultivaba con ella un trocito de estos terrenos.

La señora de La Tour, seguida por su negra, encontró en este lugar a Margarita dando de mamar a su hijo. Le encantó dar con una mujer en situación que juzgó semejante a la suya. Le habló en pocas palabras de su antigua condición y de sus necesidades actuales. Margarita se conmovió por el relato de la señora de La Tour; y, queriendo hacerse merecedora de su confianza antes que de su estima, le confesó sin alterar nada la imprudencia de la que había sido culpable.

Margarita: Yo,  he merecido mi suerte; pero usted, señora..., usted..., ¡prudente y desdichada!

La señora de la Tour: ¡Ah! Dios quiere acabar mis penalidades, ya que le inspira hacia mí, que le soy extraña, mayor bondad que la que nunca encontré en mis padres

Al poco tiempo la señora de la Tour dio a luz a una niña que le dio por nombre Virginia. Virginia creció al lado de margarita y su hijo pablo y se criaron como hermanos. La bondad natural de aquellos niños se desarrollaba día a día. La vida de estas familias, evangélicamente inocentes, siguió deslizándose por la senda de la felicidad. Desgraciadamente, eso no duró mucho.
Virginia cambió de carácter: andaba triste, soñadora y se ruborizaba al ver a Pablo; éste no comprendía una palabra del asunto; solamente infería que su hermana no lo quería tanto, pues no se dejaba abrazar ni besar como antes. Margarita al notar le decía a la señora de la Tour:


Margarita: ¿Por qué no casamos a nuestros hijos? Sienten el uno por el otro una pasión extremada de la que mi hijo no se da cuenta todavía. Cuando la naturaleza le haya hablado, vano será que los vigilemos. Se puede esperar lo peor.

La señora de la Tour: Son demasiado jóvenes y demasiado pobres. Qué pesar para nosotros si Virginia trajera al mundo unos hijos desgraciados, que quizá no tuviera la fuerza de educar. Pero si hacemos ir a Pablo a la India por un tiempo, el comercio le proporcionará con qué comprar algún esclavo; y a su regreso lo casaremos con Virginia, porque creo que nadie puede hacer a mi querida hija tan feliz como tu hijo Pablo.

La madre de Virginia se dio a pensar, por aquella época, en que convenía separar a su hija de Pablo y habló a éste de un viaje a la India.

Pablo: ¿Por qué quiere que deje mi familia por no sé qué proyecto de hacer fortuna? Si queremos comerciar, ¿no podemos hacerlo llevando de aquí a la ciudad lo que nos sobra, sin que vaya a recorrer las Indias? Nuestras madres me dicen que Domingo está viejo y encorvado; pero yo soy joven y me hago más fuerte cada día. Sólo faltaría que les ocurriera un accidente durante mi ausencia, sobre todo a Virginia, que ya está delicada. ¡Oh, no, no! No sabría decidirme a abandonarlos

La señora de la Tour: Está bien, joven obediente, no vayas

A la señora de la Tour le llego una carta de su tía, que decía que estaba en peligro de muerte y le ordenaba enviar a Virginia a la que destinaba una buena educación, un partido en la corte y la donación de todos sus bienes. Margarita afligida le dijo:

Margarita: ¿Podría dejarnos ahora?

La señora de la Tour: No, amiga mía; no, hijos míos no os dejaré. He vivido con vosotros, y con vosotros es con quien voy a morir.

A la señora de La Tour no le desagradaba encontrar una ocasión de separar por algún tiempo a Virginia y a Pablo, procurándoles así un día su felicidad mutua. Llevó a su hija aparte y le dijo:

La señora de la Tour: Mi niña, nuestros criados son viejos; Pablo es muy joven, Margarita ya va teniendo edad, yo ya tengo achaques; si me fuera a morir, ¿qué sería de ti, sin fortuna en medio de estos desiertos? Te quedarías, por tanto, sola, no teniendo a nadie que pueda serte de gran ayuda, y estarías obligada, para vivir, a deslomarte trabajando la tierra sin descanso. Esta idea me rompe el corazón

Virginia: Dios nos condenó a trabajar. Usted me enseñó a trabajar, y a bendecirle cada día. Hasta ahora no nos ha abandonado, y de ningún modo nos abandonará todavía. Su providencia cuida sobre todo de los infortunados. ¡Usted me lo ha dicho tantas veces, madre! No sabría decidirme a dejarla.

La señora de la Tour: No tengo otro proyecto que hacerte feliz y casarte un día con Pablo, que no es tu hermano. Piensa ahora que su fortuna depende de ti. Mi niña, no quiero contradecirte en modo alguno; piénsatelo con calma, pero oculta tu amor a Pablo. Cuando le han robado a una joven el corazón, su amante ya no tiene que pedirle nada

Virginia: Si es la voluntad del Señor, no me opongo a nada. ¡Que se haga la voluntad de Dios!

Pablo, con el corazón roto al ver estos dones de la fortuna que le presagiaban la marcha de Virginia. La tristeza de Pablo aumentó por esto. Margarita, afligida por la situación de su hijo, le dijo aparte:

Margarita: ¿Por qué, hijo, alimentarte de falsas esperanzas, que hacen las privaciones todavía más amargas? La señorita de La Tour pertenece, por su madre, a una pariente rica y de condición; en cuanto a ti, no eres más que el hijo de una pobre campesina, y, lo que es peor, eres bastardo

Pablo: ¡Oh, madre mía! Ya que no tengo otros parientes en el mundo que usted, la amaré aún más. Pero ¡qué secreto acaba de revelarme! Veo la razón que aleja de mí a la señorita de La Tour desde hace dos meses, y que la decide hoy a marcharse. ¡Ah, sin duda me desprecia!

Llegada la hora de la cena, se sentaron a la mesa, donde cada comensal, agitado por una pasión diferente, comió poco y no habló ni una palabra. Virginia fue la primera en salir y Pablo la siguió poco después.

Pablo: Señorita, se marcha, dicen, dentro de tres días. No teme exponerse a los peligros del mar... ¡de ese mar que la espanta tanto!


Virginia: Me es preciso, obedecer a mi familia, a mi deber

Pablo: Nos abandona, ¡por una pariente lejana que no ha visto nunca!

Virginia: Ay yo quería quedarme aquí toda mi vida; mi madre no ha querido. Mi confesor ha dicho que la voluntad de Dios era que me marchara, que la vida era una prueba... ¡Oh! es una prueba muy dura

Pablo: Que, tantas razones le han decidido y ninguna le ha retenido ¡Ah! Aún hay algunas que no me ha dicho. ¿a dónde quiere ir? ¿Dónde formará una pequeña sociedad más encantadora que ésta que la quiere? ¿Cómo vivirá sin las caricias de su madre, a las que está tan acostumbrada? ¿Qué será de ella, ya mayor, cuando no la vea a usted más a su lado, en la mesa, en la casa, en el paseo donde le servía de apoyo? ¿Qué será de la mía, que la quería tanto como a ella? ¿Qué les diré yo a una y a otra cuando las vea llorar por su ausencia? ¡Cruel! Y no le hablo de mí, pero ¡qué será de mí cuando ya no la vea con nosotros por la mañana y cuando venga la noche sin que estemos juntos!

Virginia: Por ti, me marcho... por ti, viéndote cada día encorvado en el trabajo para alimentar a dos familias débiles. Si me he prestado a la oportunidad de hacerme rica, es por darte multiplicado por mil el bien que nos has hecho. ¿Hay fortuna digna de tu amistad? ¿Qué me dices de tu origen? Ah, si aún me fuera posible darme un hermano, ¿acaso escogería otro que no fueras tú? ¡Oh, Pablo! ¡Oh, Pablo! ¡Me eres mucho más querido que un hermano! ¡Cuánto me ha costado poder rechazarte! Quería que me ayudaras a separarme de mí misma hasta que el cielo pudiera bendecir nuestra unión. Ahora, me quedo, me voy, vivo, muero; haz lo que quieras de mí.

Pablo: ¡Muchacha sin valor! ¡He podido resistir a tus caricias y no puedo soportar tu dolor!

Ante esas palabras, Pablo la tomó en sus brazos y, manteniéndola fuertemente apretada, exclamó con una voz terrible:

Pablo: Me voy con ella; nada podrá separarme

La señora de la Tour: Hijo mío, si nos deja, ¿qué será de nosotras?

Pablo: Hijo mío... hijo mío. ¡Usted, mi madre!, ¡usted que separa al hermano de la hermana. Aprendimos de usted a amarnos; los dos nos lo hemos dicho mil veces. ¡Y ahora la aleja de mí! La envía a Europa, a esa tierra extranjera que le negó un refugio, y a casa de unos parientes crueles que incluso la abandonaron. Me dirá: No tiene ningún derecho sobre ella, no es su hermana. Ella lo es todo para mí, mi riqueza, mi familia, mi nacimiento, todo mi bien. No conozco otro. No hemos tenido más que un techo, que una cuna; no tendremos más que una tumba. Si se va, tengo que seguirla. ¡Madre inhumana! ¡Mujer sin piedad! ¡Ojalá este océano al que la expone no se la devuelva nunca! ¡Ojalá sus olas le devuelvan mi cuerpo y, haciéndolo rodar con el suyo, los guijarros de estas orillas le den, por la pérdida de sus dos hijos, un motivo eterno de dolor

Virginia: ¡Oh, amigo mío! Pongo por testigos a los placeres de nuestros primeros años, a tus males, a los míos y a todo lo que ha de unir para siempre a dos desdichados, de no vivir más que para ti si me quedo; si me voy, de volver un día para ser tuya. Os tomo por testigos a todos vosotros que me habéis criado de niña, que disponéis de mi vida y que estáis viendo mis lágrimas. Lo juro por el cielo que oye, por este mar que debo cruzar, por el aire que respiro, y que nunca mancillé con la mentira.

Al día siguiente Virginia se había ido. Pablo devastado por su partida dijo:

Pablo: Al menos, si me hubiera despedido de ella, estaría ahora tranquilo. Le hubiera dicho Puesto que no estoy ya destinado a volver a verla, ¡adiós, mi querida Virginia! ¡Adiós! ¡Viva lejos de mí contenta y feliz!

Pasaron dos años, pablo vivió triste y solo, se alejo de su familia. La señora de la Tour le sugirió que siguiera adelante, que no sufriera, para pablo no la escuchaba y se regocijaba en su dolor. Un día domingo le lleva una carta a la señora de la Tour, era de Virginia, en donde le decía que regresaba ya que su tía abuela la quería casar y ella se oponía y que su llegada se destinaba hoy. Pablo al escuchar esto, sale hacia el puerto, domingo y la señora de la Tour, salen detrás de él. Pero desgraciadamente un huracán intercepta el barco donde se encontraba Virginia cerca del puerto. Pablo al ver esto quiso ir en rescate de su amada pero domingo lo retuvo porque él podría morir y al acabar la tempestad, pablo y domingo sacan el cuerpo de Virginia del mar y lloran su muerte.

Todos lloraron la muerte de Virginia. Pablo no quería vivir sin su amada, soñaba que la veía, pero al despertar se daba cuenta que todo era un sueño y gritaba su nombra.

Pablo: Virginia……..Virginia

Pablo al poco tiempo después,  no soporta su dolor y muere. La señora de la Tour y margarita quedan solas y desoladas.

Fin           

Romanticismo

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL MOVIMIENTO ROMÁNTICO.


1. EL INDIVIDUALISMO.
 
Derivándose de la concepción del YO, el hombre romántico pensó que la realidad auténtica no estaba fuera del ser humano, sino en su propio espíritu, siendo una realidad no perceptible por los sentidos. De aquí arranca el culto al YO individual que llegaría a caer en el egocentrismo.
El romántico pensará que el arte es una forma de conocimiento, y el artista, un "descubridor" favorecido por un don sobrenatural que le hace ser capaz de ver en su interior y poder comunicar a los demás mortales lo que ellos no pueden contemplar.
El individualismo romántico fomentó también la exaltación de los sentimientos, la tendencia a abandonarse en las emociones violentas o suaves.

2. LA BÚSQUEDA DEL ABSOLUTO.
 
Como consecuencia de la sobrevaloración del YO, el artista romántico se debatirá entre dos polos opuestos. Por un lado, el deseo de alcanzar el Absoluto, es decir, lo eterno; pero por otra parte se encontrará con la imposibilidad de transcender lo puramente material y finito, la realidad.
El mundo de lo desconocido ejerció sobre los románticos una enorme atracción; pero entre ese desconocido ideal y el hombre se interpone la realidad. El artista tenderá entonces a proyectar sobre esa realidad su propio YO y, por tanto, la idealizará. El resultado de este proceso fue, casi siempre, en desencanto y la frustración, resultado que originará lo que se ha llamado el "mal del siglo", una especie de sentimentalismo enfermizo que llegó a ponerse de moda.
Otra respuesta del artista romántico frente al problema de la realidad fue una especie de amarga ironía que, en verdad no es más que otro mecanismo de distanciamiento, otra forma de huir.

3. EL SENTIMIENTO DE REBELDÍA Y LIBERTAD.

La insatisfacción ante la realidad engendra también la rebeldía contra lo establecido. Como consecuencia de este sentimiento de rebeldía, los artistas del Romanticismo querrán verse reflejados en una serie de personajes que son símbolos o ejemplos máximos de esa rebeldía contra lo establecido:
  • Prometeo, que representa el levantamiento del hombre contra su propio destino y contra los dioses que le crearon (Frankestein).
  • Satanás, el ángel caído que desafía a Dios y se burla de lo sagrado (Don Álvaro, Don Félix el estudiante de Salamanca).
  • Caín, que representa la rebeldía contra Dios y contra todo lo que es considerado "bueno".
  • Don Juan, buscador del Absoluto a través del amor.
El sentimiento de libertad personal también es producto de la nueva concepción del YO, y los románticos considerarán la libertad personal de cada individuo como el principal valor de la condición humana. En el terreno sociopolítico, este sentimiento se identificará con el liberalismo; mientras que en el terreno de la crítica literaria se manifiesta en la abolición de la rigidez de las normas neoclásicas y en la defensa de la libertad del autor frente a los preceptos.

4. LA EVASIÓN.

Se puede decir que el arte romántico huye de la realidad y escapa hacia otros mundos creados por la imaginación del artista, fruto del desencanto de su propio tiempo. En el terreno literario podemos hablar de cuatro evasiones posibles:
  • Evasión en el espacio.- Por un lado, crearán un nuevo concepto de la naturaleza, entendida como algo dinámico y sobre la que los autores proyectan sus propios sentimientos. Será un espacio natural tormentoso, oscuro, escarpado, cargado de misterio.
    Por otra parte, muchos autores gustarán de localizar sus obras en lugares exóticos y alejados para así evadirse de la triste y decadente Europa.
  • Evasión en el tiempo.- El pasado, y la Edad Media en concreto, atrajo poderosamente a los románticos, ya que la distancia en el tiempo y el desconocimiento de aquellos siglos, los envolvían en un cierto encanto misterioso. Fruto de esa evasión temporal es el que se ponga de moda España y, sobre todo, su Edad Media.
  • Evasión en el misterio.- Los románticos siempre estarán abiertos al enigma, al misterio y a lo desconocido. Ellos parten de la idea de que el misterio es inaccesible a la mente humana común, sólo unos pocos, los elegidos, pueden llegar a desvelarlo. Es en el misterio, en lo desconocido, donde encuentra el hombre la razón para vivir que le negaba la realidad, es un camino que se abre para la búsqueda del Absoluto.
    Literariamente, este interés por lo misterioso se manifiesta en el gusto por una escenografía característica: la noche, los ambientes sepulcrales, las ruinas, las calles de las viejas ciudades medievales, etc...
  • Evasión en el mundo del sueño.- El artista encontrará en los sueños la posibilidad de eludir la realidad ordinaria, para viajar por un mundo cargado de misterio, de indefinición, de belleza romántica, en definitiva. De esta forma, el sueño se convertirá en un verdadero "estado poético", a través del cual, el autor puede conocer aquello que es inaccesible en el estado de vigilia.