Es una
corriente estética que supuso una ruptura con el romanticismo, tanto en los
aspectos ideológicos como en los formales, en el tercio central del siglo XIX.
Historia
Su nacimiento está
ligado al ascenso, al afianzamiento de la burguesía y a la nueva sociedad urbana originada
como consecuencia del desarrollo de la Revolución industrial y el consiguiente éxodo masivo del
campo a las ciudades. La mesocracia o clase media preponderante, y
progresivamente alfabetizada, impuso sus gustos en materia literaria, pues la
mayor parte de los lectores pertenecían a esta clase.
El público estaba
interesado, más que por lo lejano en el tiempo y espacio y lo exótico de los
románticos, por los problemas próximos y cotidianos de la sociedad
contemporánea, siempre presente a través del periodismo,
que se desarrolla ampliamente en el siglo XIX después de haber nacido en el
XVIII, y de la fotografía,
nueva técnica que reproduce al detalle la realidad. En reacción contra el idealismo,
se desarrolla el positivismo de Auguste Comte (su Sistema de filosofía positiva se publica en 1850), que rechaza la
especulación pura y la metafísica; en Inglaterra domina el pensamiento empírico
del utilitarismo (Jeremías Bentham, John Stuart
Mill) y el evolucionismo que Charles
Darwin expone en su Origen
de las especies (1859)
pone de moda las ciencias naturales y la clasificación empírica de los hechos,
haciendo notar que todos los seres humanos están encadenados al medio ambiente,
que los moldea mediante la "adaptación al
medio" en una "lucha por la vida" que
provoca una "selección natural"; el filósofo Herbert
Spencer crea con este
fundamento el Evolucionismo social y cultural, al que se adhiere el mismo
Comte. El experimentalismo se desarrolla con el fisiólogo francés Claude
Bernard, quien publica en 1865 su método experimental aplicado a la medicina. Por último, se
desarrolla una nueva ciencia, la genética,
a partir de que el botánico austriaco Gregor Mendel publique en 1865 sus leyes de la herencia.
Por otra parte, la izquierda hegeliana desacredita la religión (Ludwig
Feuerbach) y las esperanzas de redención fuera de este mundo y,
sobre todo Karl Marx,
llama la atención sobre los condicionantes económicos y sociales de los pueblos
o materialismo histórico y la lucha de
clases y afirma que la
realidad no debe ser teorizada, sino transformada.
La clase media
empezó a notar los efectos beneficiosos del progreso, pero también los nuevos
problemas a que daba lugar, hasta entonces desconocidos, como un cambio
esencial de valores desde los tradicionales que dominaban en los ambientes
rurales a los urbanos, más cínicos, individualistas y materialistas. Este
contexto favoreció el realismo como estilo literario y la prosa narrativa como
género dominante, puesto que permitía reconstruir la realidad de una forma
flexible y alejada de retóricas pasadas y moldes fuera de uso y dejaba libertad
al escritor para elegir temas, personajes y situaciones. Por eso la novela fue
aumentando su popularidad gracias a su vinculación con la prensa periódica,
vehículo a través del que se difundieron, por entregas, numerosas narraciones
económicas que, de esa manera, llegaron a un público más amplio que nunca hasta
entonces, gracias al abaratamiento de los materiales librarios de impresión y
edición y la alfabetización masiva por parte del estado, una de las conquistas
de las revoluciones burguesas, para garantizar en principio la igualdad ante la
ley.
La libertad
política y religiosa, la soberanía popular, el sufragio universal y las
reivindicaciones sociales fueron motores que desde ese momento movilizaron en
toda Europa a las masas de trabajadores y las impulsaron a participar en los
acontecimientos políticos. Doctrinas como el socialismo y el marxismo tuvieron una rápida aceptación y
contribuyeron a crear entre los obreros una viva conciencia de clase, que
prendió con gran fuerza entre el proletariado urbano, surgido como consecuencia
de la revolución industrial, sometido a condiciones de trabajo infrahumanas y
que sobrevivía a duras penas en las ciudades. Cuando este proletariado adquirió
conciencia de clase entró en pugna con la burguesía, que de ser clase
revolucionaria que lucha contra el Antiguo Régimen pasó a ser clase dominante y
conservadora.
Características
Los rasgos
fundamentales del realismo son los siguientes:
- Procura mostrar en las obras una reproducción fiel y exacta de la realidad.
- Se opone al romanticismo en su rechazo de lo sentimental y lo trascendental; aspira, en cambio, a reflejar la realidad individual y social en el marco del devenir histórico.
- Hace un uso minucioso de la descripción, para mostrar perfiles exactos de los temas, personajes, situaciones e incluso lugares; lo cotidiano y no lo exótico es el tema central, exponiendo problemas políticos, humanos y sociales.
- El lenguaje utilizado en las obras abarca diversos registros y niveles de lenguaje, ya que expresa el habla común y se adapta a los usos de los distintos personajes, que son complejos, evolucionan e interactúan influyendo en otros.
- Las obras muestran una relación mediata entre las personas y su entorno económico y social, del cual son exponentes; la historia muestra a los personajes como testimonio de una época, una clase social, un oficio, etc.
- El autor analiza, reproduce y denuncia los males que aquejan a su sociedad.
- Transmite ideas de la forma más verídica y objetiva posible.
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